¡ Te voy a lamer entera!, dijiste con voz suave y sensual, y yo me estremecí de ansias y deseo....
Era domingo y hacía calor, no había nadie alrededor, en aquella playa, entre las dunas, con el sol calentandonos la piel y las ganas y encima de aquella gran toalla verde y naranja, comenzaste a hacer lo que habías dicho. Yo aun sentía nerviosismo, pues podía venir cualquiera, al fin y al cabo a muchos les gusta pasear por las increibles dunas de Liencres, y aun soy tímida, pero tu lengua comenzó a hacer lo que tu boca, tu sensual boca, había prometido...
Comenzaste por acariciarme con tu aliento por detras de mis orejas y me estremecí, pero de repente tu lengua empezó a jugar conmigo y ya no supe ni lo que pensaba ni lo que hacía. No me dejaste tocarte, me dijiste que ahora era tu turno, que más tarde podria ¨vengarme¨ yo, y te dejé hacer.....
Marcaste un surco de fuego con tu lengua por todo mi cuello, seguiste hacia el valle de mis pechos y allí te detuviste y me rendiste honores de reina y mis pechos te lo hicieron notar. No me tocabas con tus manos, pero tu boca se ocupó de que no echara de menos a tus manos. Mi cuerpo era un puro temblor y yo quería tocarte, pero no me dejabas, y continuaste bajando.
A esas alturas, yo me retorcía y sudaba y temblaba, y paraste en mi ombligo y comencé a suplicar......, pero me miraste y me guiñaste un ojo y no supe que pensar; te levantaste y fuiste a la nevera de playa y sacaste un spray de nata que yo no había visto y dijiste que me ibas a pintar y luego me ibas a lavar con tu boca....... Y lo hiciste.......
comenzaste a lamer el pináculo que habías montado en mi ombligo y seguiste bajando y llegaste AHÍ y AHÍ te detuviste y permaneciste durante largo, laaaaargo tiempo y tuviste que parar porque mis gritos espantaron incluso a las gaviotas. Y dijiste : ¡ Vamos a bañarnos, que ahora te toca a ti.....!